En estos días que tanto se habla de contaminación, sobre todo en las grandes ciudades, nos preocupamos mucho del aire que respiramos pero también debemos tener en cuenta el cuidado de nuestros ojos, y no solo por la contaminación sino porque muchas veces damos por sentado que nuestros ojos se cuidan por sí mismos, ya que las lágrimas humectan nuestros ojos y eliminan las partículas que se hayan podido meter en ellos. Vamos a ver qué podemos hacer para ayudar a nuestro ojo en los momentos de sequedad.
CAUSAS Y SÍNTOMAS DE SEQUEDAD OCULAR
Los ojos secos no presentan una capa saludable de lágrimas que los mantengan hidratados. La lágrima es una película fluida que recubre toda la superficie ocular y cuyas funciones son evitar la desecación ocular, procurar defensa contra infecciones, mantener el poder de refracción que influye en la agudeza visual y facilitar la penetración de oxígeno en la córnea.
La sequedad ocular normalmente es más común con el paso de los años. También puede estar relacionada con cambios hormonales que disminuyen la producción de lágrimas, pero la resequedad ocular puede deberse a diferentes causas:
- Ambiente, ya sea el aire acondicionado o el viento.
- La exposición al sol.
- Tratamientos con medicamentos para el resfriado o las alergias.
- El tabaquismo o el humo de tabaco.
- Enfermedades que afectan a las glándulas productoras de lágrimas.
- Calor o quemaduras de origen químico.
- Cirugía ocular anterior para tratar cataratas o la cirugía refractiva para tratar la miopía, hipermetropía o astigmatismo.
- Menopausia.
- Uso de pantallas de visualización.
- Lentillas.
Los síntomas pueden variar pero los más comunes son:
- Ardor, picor o escozor.
- Enrojecimiento ocular.
- Sensación arenosa o abrasiva.
- Sensibilidad a la luz.
- Visión borrosa.
- Enrojecimiento del margen de los párpados.
- Pesadez y cansancio en los ojos.
TRATAMIENTO DE LA SEQUEDAD OCULAR
El tratamiento de elección son las lágrimas artificiales, que se definen como una producto farmacéutico/sanitario administrado por vía tópica en el ojo para aumentar la humectación del ojo, aportando agua, y la lubricación, para evitar el roce y reducir la fricción por el parpadeo tan necesario para repartir la lágrima.
La lágrima artificial tiene que imitar las características de la lágrima natural, como son el PH, tensión superficial, osmolaridad y viscosidad.
La viscosidad determina la duración de la película lagrimal sobre la superficie ocular, aumentando la lubricación. Las lágrimas poco viscosas tienen una permanencia corta, el alivio es muy transitorio y el poder de lubricación es bajo. Luego tenemos las lágrimas que adaptan su viscosidad a la que necesita el paciente, aumentando progresivamente la gelificación en función del PH de la superficie ocular. Y por último tenemos las lágrimas con alta viscosidad que tienen una gelificación muy alta y en algunos casos pueden provocar visión borrosa.
La sequedad ocular aumenta la osmolaridad lo que produce la reducción en la porción
acuosa, por disminución de secreción de agua o aumento de evaporación, con aumento de solutos y toxinas. Todo esto provoca una inflamación de la superficie ocular. Por tanto la lágrima artificial que usemos debe ser preferiblemente hipo-osmolar para diluir esa concentración de solutos y toxinas.
Clasificación de lágrimas artificiales
Hay muchas marcas y muchos tipos. Algunos llevan conservantes que mantienen la estabilidad y preservan la estabilidad pero pueden producir reacciones alérgicas y son incompatibles con el uso de lentes de contacto. Actualmente existen presentaciones monodosis que no contienen conservantes y presentaciones multidosis que sí los contienen si bien actualmente gracias a los envases con válvulas “one-way” se impide la entrada de aire en el colirio aumentando la conservación.
Según su composición podemos clasificar las lágrimas artificiales en:
- Soluciones Salinas: Producen alivio sintomático muy transitorio ya que se esparcen poco y tienen poco poder humectante y poco tiempo de permanencia. Tenemos por ejemplo el Suero Fisiológico Aposan en monodosis que también se puede usar para limpieza nasal.
- Derivados de origen vegetal: Contienen polisacáridos mucílagos derivados de la celulosa, como son la Carmelosa o la Hipromelosa. Su poder de humectación y permanencia es media. En concentraciones elevadas pueden producir visión borrosa. Viscofresh, Lagroben, Acuolens, Artific,…
- Polímeros biológicos: Son mucopolisacáridos que contienen ácido hialurónico o hialuronato sódico. Son muy humectantes y tienen mayor permanencia. En el mercado encontramos cada vez más productos con esta composición, por ejemplo Hyabak, Xilin HA, Optiben, Hylo-Comod, Hylo-Gel, Lubristil, Artelac, Optava,…
- Derivados sintéticos: Son polímeros derivados de la povidona, de alcohol polivinílico o contienen carbómeros. Se extienden bien por la superficie ocular y tienen buen poder humectante. Los que contiene povidona tiene un tiempo de permanencia inferior a los que contienen carbómeros pero estos últimos pueden producir visión borrosa. Oculotect, Lipolac, Siccafluid, Viscotears,…
CONSEJO FARMACÉUTICO
Después de todo lo visto podemos decir que ninguna lágrima artificial puede reproducir con exactitud la lágrima natural, pero sí que podemos definir las características que deben reunir:
- Tiene que poseer gran propiedad humectante, lubricante y que se adhiera a la córnea para que tenga un mayor tiempo de permanencia.
- Que tenga alta biodisponibilidad y alta tolerancia.
- Preferiblemente que no lleve conservantes y sean estériles.
- Que no se diluya rápidamente y que sea hipo-osmolar.
- Que tenga PH similar a la lágrima humana.
- No produzca visión borrosa.
- Compatibles con lentes de contacto.
Os recuerdo que no es necesario tener ningún malestar para usar las lágrimas artificiales, simplemente, con el uso o incluso a veces el abuso, que hacemos hoy en dia con las pantallas de visualización de nuestros dispositivos tecnológicos y la contaminación, no está de más cuidar y mimar nuestros ojos.